TECNICAMENTE EL VASO SIEMPRE ESTÁ LLENO.
- Natalia Lázaro
- 7 ene 2021
- 2 Min. de lectura
Durante Siglos el ser humano ha vivido encarcelado en sus propias emociones y el conocimiento de la autoobservación era privilegio de los contemplativos.
Hoy el mundo está haciendo un giro de 180 grados y con él todo el conocimiento de la humanidad.
Tras una pandemia que parecía historia de post guerra, nos hemos parado como humanos a reflexionar sobre la vida, sobre las relaciones, sobre el autocuidado y los millones de webinars diarios que nos ofrecían las redes sociales han filtrado temas que quizá nunca nos hubiéramos imaginado leer o escuchar.
Sin embargo y aún así, nos parece que el mundo sigue patas arriba.
Pero si analizamos con cuidado y desde una perspectiva de esperanza nunca hemos tenido tanto de todo como ahora.
Solo por nombrar temas de consciencia y pensándolas con retrospectiva de 100 años atrás.
La justicia
La mirada hacia la mujer
El trabajo
La vivienda y comida
La salud
La educación igualitaria
Los hijos
La ciencia
La mirada hacia el planeta
Todo ha ido evolucionando, el ser humanos ha ido moldeándose a través de sus propias experiencias, ha construido una nueva consciencia histórica y desde esta base que es sólida y que no vuelve hacia atrás. Esta es desde la que tenemos que construir y desarrollar más consciencia cooperativa.
Hoy el déficit está en los vínculos, tenemos una cultura hedonista y egocentrista que absorbe todo lo aprendido para su propio beneficio, y la síntesis para para poder hacer un salto cuántico tiene que ver con la educación emocional.
El ser humano necesita experimentar nuevamente la empatía, la solidaridad, la compasión , el amor incondicional, los valores trascendentes que nos hacen seres únicos e irrepetibles.
Y como dice el maestro Maturana volver nuevamente a constituirnos parte de la matriz humana, vivir y sentir desde todas las dimensiones de nuestro hacer y sentir de seres biológicos amorosos y reflexivos generadores de los mundos que viven.
Somos los generadores y creadores de nuestra propia realidad, cuánto entendamos esta premisa podremos comprender y valorar nuestra propia vida y la vida de los demás.
No me resigno de ninguna manera a que los agentes externos modifiquen mis esperanza, mi ganas de seguir co-creando un mundo mejor, para mí, para mis hijos y para todos los que vendrán.

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